El pez limpiafondos es una reflexión sobre el sentimiento amoroso, sus certezas, sus incertidumbres, sus paradojas y ese buscarse a sí misma en la persona amada. Es el descenso, la marcha y el retorno, como ese mar del que habla y que inunda de complejidad ese erotismo que estalla y se reproduce a través del poema. Porque, en el fondo, sabe que es ella quien tiene la última palabra.
Otro aspecto significativo es la elección del espacio íntimo (y de ciertos objetos asociados) para elaborar un discurso narrativo que cercara la dimensión del sobrecogimiento, de la hondura de lo personal, en cuyos elementos circundantes pudieran proyectarse las distintas capas reflexivas y emocionales que emergen del texto.