En una noche cualquiera, en un bar casi vacío de Granada, un hombre busca algo más que una última copa. Asediado por la necesidad de hablar o al menos de ser escuchado, Mario, compositor de música minimalista que conoció la gloria y se dejó arrastrar por la bebida, llega a la ciudad persiguiendo el rastro de un tiempo que lo atormenta: una cuenta pendiente que necesita saldar antes de su regreso a cada sorbo de vino, su historia se despliega como una confesión descarnada: un pasado marcado por el éxito y la caída, secretos que pesan como losas y tragedias que lo han llevado hasta el borde del abismo. Su sinceridad feroz y desesperada no tarda en atrapar a los pocos clientes del bar, convirtiendo la noche en un espejo en el que todos, de algún modo, terminan reflejados. Y es que Mario no es el único que arrastra heridas , con el paso de las horas, las palabras desatarán lo que ninguno se atrevía a confesar, y cuando el amanecer los alcance, nada volverá a ser igual. Lo que empezó como un monólogo se transformará en un cruce de destinos del que nadie logrará salir indemne.
En una noche de vino y confesiones, cuatro desconocidos descubren que el amor, la culpa y la muerte siempre terminan sentándose a la misma mesa.